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Intervención Benjamí Villoslada en el Foro APM: «Los derechos de autor en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual»

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Me pregunto si la nueva Ley de Propiedad Intelectual –y su Canon AEDE– son una medida fascista.

 

Intentaré argumentar mi duda:

Estamos ante una ley que limita el derecho de cita breve. Lo hace sólo para algunos lugares. Exactamente sólo uno: internet. Lo hace sin tapujos: para citar tienes que pagar. Para conversar hace falta citar. Si no pagas, cállate o cierra.

La futura Ley de Propiedad Intelectual limita el derecho fundamental a la libertad de expresión.

Mediante recortar la libertad de expresión en la Red, la LPI desarticula la esencia de internet: la posibilidad de conversar para organizarnos.

Organizarnos colectivamente es uno de los motivos por los que surgió la Red.

Uno de los padres de internet, Douglas Engelbart, quería una red que sirviese para solucionar problemas mediante  organización e inteligencia. Dijo:

«La clave de todos los grandes problemas del mundo es que tienen que ser tratados de forma colectiva. Si no conseguimos ser colectivamente inteligentes, estamos condenados» .

Es imposible que podamos ser colectivamente inteligentes si no conversamos. No podemos conversar sin citar fuentes.

El Canon AEDE hará inviables miles de conversaciones que hoy existen en internet. Le pusieron peaje a las versiones modernas del ágora griego y del foro romano. Esos lugares son el germen de nuestras democracias.

¿Cómo puede suceder algo así en un estado democrático? ¿Quién puede impulsar la nueva LPI? ¿Los liberales, o los progresistas?:

La nueva Ley de Propiedad Intelectual, ¿Es una ley liberal? No. Ningún liberal haría nada contra las leyes de mercado. Jamás querría una economía dirigista.

La nueva LPI, ¿Es una ley progresista? Tampoco. Nadie progresista impondría un peaje irrenunciable a las conversaciones. Tampoco querría un corporativismo estatal totalitario.

La nueva Ley de Propiedad Intelectual no es liberal ni progresista.

Sólo puede proponerla alguien que pretenda instaurar «un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigitsta»

Y esa es, exactamente, la primera frase que podemos leer en la Wikipedia para definir el fascismo. La repito completa: «El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista».

Hasta ahora no pude ver de otra manera el Canon AEDE.

Ningún medio de AEDE se ha pronunciado contra el Proyecto de Ley de Propiedad Intelectual. Aunque signifique recortar el derecho fundamental a la libertad de expresión, tan necesario para su trabajo. Lejos de eso, colaron su Canon en el último momento, ejerciendo presiones lobistas, saltándose asociaciones que participaron en la elaboración del resto de la LPI. Ahora se niegan a escucharles. ¿no es eso corporativismo estatal totalitario?

En cuanto a Menéame, dijeron algo: que es una anécdota el boicot de sus usuarios a los medios de AEDE. Que no les afecta. Que
no notaron nada.

Puede que sus expertos en big data les digan que Menéame no tiene ninguna importancia. Vale, aceptamos eso.

Pero:

¿Quien es capaz de analizar el conocimiento en vez de la cifra? ¿Alguien observó cómo en Menéame tratamos los problemas del mundo de forma colectiva? ¿Tienen en AEDE competencias digitales suficientes, para la sociedad de la información y el conocimiento, que les permita valorarlo más allá de «perder un puñado de visitas»?

Las cifras no son siempre la clave cuando hablamos de conocimiento. Douglas Engelbart era sólo uno y su equipo pequeño, pero fue una de las personas más influyentes sobre la informática que conocemos hoy. Impulsó una red que es el nuevo ágora griego, el nuevo foro romano, donde las personas conversamos para organizarnos, o «estaremos condenados».

En este momento, parece que estamos condenados a perder derechos fundamentales.

Por eso, en Menéame seguiremos trabajando para garantizar el derecho fundamental a la libertad de expresión. Nos opondremos, organizándonos mediante la Red, a que corporativismos estatales totalitarios y economías dirigistas nos condenen.

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